lunes, 1 de marzo de 2010

Las complejidades de la objetividad...

En días pasados tuve una reunión de la que aún me siento aturdido. En días pasados estuve presente en una reunión dónde uno de los puntos a tratar era el dar de baja a una alumna por su retraso en su proceso de titulación. Toda la evidencia era y es por demás irrefutable, los períodos están vencidos, los plazos agotados, el reglamento rebasado, sin nada que hacer en realidad para justificar una prórroga más en el asunto. Sin embargo, yo de una manera tímida solicité un nuevo plazo que le permitiera a la alumna cumplir con su objetivo que es el de graduarse...

¿Porqué lo solicité? De esta pregunta nace el título de esta entrada, por la simple y sencilla razón de que es una buena, querida y entrañable AMIGA, fue mi compañera de generación, complice junto con mis demás compañeros de un período importante en mi vida. Fuí testigo de todos sus esfuerzos, yo mismo le ayudé con alguna fase de trabajo.

Siendo objetivos no había una sola forma de justificar mi petición y tal como debía ser no prosperó, fue una decisión unánime, sin nada que discutir y sin embargo aún me siento incómodo.

¿Es tan mala una dosis de falta de objetividad en casos como este?

Aún no lo sé...

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